Aubette 1928

¿Se ha paseado ya por una obra de arte? Es algo que puede hacer en el edificio Aubette en Estrasburgo.

© Musées de la Ville de Strasbourg / M. Bertola

Unas salas vanguardistas

Originariamente el edificio Aubette se construyó como alojamiento para soldados. Tras su destrucción en 1870, se volvió a construir para dar paso a tiendas y albergar, además, el conservatorio de música y una sala de conciertos. Cuando los hermanos Horn pasaron a ser los concesionarios del ala derecha del edificio, decidieron instalar un gran complejo de ocio. En 1926 confiaron la decoración a Hans Jean Arp, Sophie Taeuber-Arp y Theo Van Doesburg, que aprovecharon la ocasión para aplicar a gran escala los principios propugnados por las corrientes artísticas de vanguardia.

Una obra de arte total

Las corrientes vanguardistas de la época aspiraban a romper con el arte del pasado, proponer nuevas formas y una estética que permitieran crear una obra de arte total. Por eso, para “Situar al hombre dentro de la pintura en lugar de hacerlo delante de ella”, los tres artistas pensaron y diseñaron todos los elementos del complejo de ocio, la decoración de las paredes y hasta el mobiliario y la señalética. En la mayor parte de las salas se aplicó un tratamiento geométrico. Pero ante las reticencias del público, la decoración acabó ocultada. Tras su restauración, en 2006, algunas salas están abiertas al público.

© Musées de la Ville de Strasbourg / M. Bertola

Un salto al pasado

Cuando visito las salas de esta gran obra modernista, catalogada como monumento histórico, me encanta imaginarme dando un salto al pasado. Al subir los peldaños de la escalera de diseño geométrico, deambulando entre las decoraciones originales del cine-salón de baile, la cafetería y la sala de fiestas, no resulta difícil imaginar el ambiente que pudo reinar en este gran centro de la vida cultural estrasburguesa de los años 30.

Nuestros últimos artículos

Dejarse mimar en un spa

Temperaturas frescas, días grises, tardes cortas… en invierno necesitamos momentos reconfortantes. ¿Por qué no regalarse un spa? Hemos seleccionado tres lugares que valen la pena.

Seguir leyendo »

Compartir artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp
Pinterest