Los árboles ilustres

¿Sabía que de los 65.000 árboles que se alzan en Estrasburgo, 64 son ejemplares extraordinarios? A continuación presento una selección ilustrativa de los que me llaman particularmente la atención por su belleza, su singularidad o el lugar que ocupan en la ciudad.

El plátano del quai de la Bruche

Este hermoso plátano se plantó en 1667, hace más de 300 años. Su circunferencia alcanza actualmente unas proporciones tan impresionantes que solo por eso merece el desplazamiento. Probablemente ya habrá tenido ocasión de admirarlo en algún paseo por el barrio de la Petite France. Si no, le recomendamos que se detenga un momento en los peldaños situados al pie de este gigante para contemplarlo.

Los plátanos de la plaza Saint-Pierre-le-Jeune

El conjunto que forman estos 6 plátanos se encuentra en las inmediaciones de la iglesia protestante de Saint-Pierre-le-Jeune.

Este grupo de árboles se distingue por sus enormes troncos que parecen dispuestos a invadir la plaza. Aunque se encuentra en pleno centro de la ciudad, este lugar inspira paz y serenidad.

Plaza de la República

Los ginkgos biloba

Los ginkgos biloba de la plaza de la República, conocidos también como árboles de los 40 escudos, son un regalo del emperador japonés Mutsuhito al emperador Guillermo II. Fueron plantados entre finales del siglo XIX y principios del XX y proceden de la especie de árbol más antigua que se conoce en la tierra, aparecida según dicen hace más de 270 millones de años, es decir antes que los dinosaurios.

Son unos árboles que alcanzan su plenitud en otoño, cuando las tonalidades doradas de sus hojas realzan la belleza de la plaza.

Magnolias for ever

En la plaza de la República también se alzan varias magnolias. Este grupo de árboles desprende una indudable armonía, con el de mayor tamaño irguiéndose a ocho metros. Si alguno de ustedes es aficionado a la fotografía, éste es el lugar soñado para conseguir unas magníficas vistas con la aguja de la catedral como telón de fondo. La mejor estación para admirarlo es la época de la floración primaveral, en la que las amplias y grandes flores blancas y rosas se alzan en forma de tulipán. ¡Un placer para la vista!

En el parque de l’Orangerie

El cerezo llorón japonés

Se trata del único representante de esta especie entre los árboles catalogados de Estrasburgo. Con la llegada del otoño, su follaje cobra un hermoso color amarillo anaranjado.

Su floración, que solo dura hasta finales de abril, recuerda la que puede verse en Tokio o Seúl.

La sequoia siempre verde

¿Quién dijo que para admirar este majestuoso árbol había que ir a Estados Unidos? Es probable que los más bellos especímenes se encuentren en California, pero en Estrasburgo podemos admirar uno de ellos.

Se plantó en el parque en 1989, coincidiendo con el bicentenario de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

La alameda de carpes comunes

Es una alameda diferente de las demás, que podrá admirar durante su visita al parque. Este refugio natural cubierto, instalado por el hombre a principios del siglo XX, reposa en una estructura en forma de bóveda. En verano ofrece sombra y frescura y conduce hasta una bonita fuente de piedra arenisca.

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